Seguro que muchos de vosotros sois de esos que compran los regalos
navideños con mucha antelación. Lo digo por pura estadística. El sábado
el centro de Madrid era una marea de zombis comprando regalos para
Navidad. Gente haciendo cola para todo. Cuando ya vas con la inercia de
esperar cualquier cola es buena para colocarse. Yo soy de esos que
compran los regalos a última hora. A poder ser el día antes y justo
antes de que cierren las tiendas. Soy el ser odioso para la dependienta
que entra a la hora de cerrar. “Ya cerramos” “¿Te crees que no lo sé? Si
acabo de atropellar a tres señoras mayores, dos perros y un
ornitorrinco que no sé qué hacía aquí para llegar a tiempo”. ¿Qué sería
de los regalos navideños sin el estrés?
Pues bien, hay veces en las que has de hacer regalos a gente de fuera y
no te queda más remedio que dejar tus aficiones a un lado y comprar los
regalos con antelación. Hoy en día con la globalización, los chats de
Internet y los vuelos baratos es más fácil que nunca tener amigos,
amigas, parejas e incluso ornitorrincos (qué pasa, quien no tiene uno)
que están lejos físicamente, pero muy cerca en el corazón. Oh. Sin ir
más lejos, nunca mejor dicho, las becas Erasmus han hecho más por el
amor que siete mil páginas de contactos juntas. Y por la pérdida de
virginidad de mucha gente.
Tenlo claro, si no puedes ver a tu novia alemana estas navidades y
quieres tener un detalle, si eres un comprarregalos de última hora como
yo no vas a llegar a tiempo. Una novia sin regalo, es una novia sin
regalo; aquí y en la China popular. Y la excusa “es que estaba en el
calabozo por atropello múltiple en la avenida principal del pueblo” está
muy gastada.
Pero claro, no es solo comprar el regalo con antelación: es enviarlo.
Siempre lo puedes enviar por Correos. Seguramente el nombre peor
escogido de la historia. Se nota que antes no era una empresa privada y
no hacia falta escoger bien el nombre. Pero claro, da lugar a confusión.
Que la plaza del pueblo está siempre llena de gente montando orgías.
Que la gente ve un cartel y es muy obediente. ¿Correos? Pues correos. De
felicidad. Si no te fías de Correos por si va a llegar el paquete
manchado y tu novia alemana va a pensar que eres un guarro (más aún)
siempre puedes contratar algún servicio de envíos internacionales que te
haga el apaño. Y claro, ahora viene donde tienes que ser un hacha en
calcular tiempos. ¿Llegará para las fiestas? ¿Llegará tarde y tendrás
crisis de pareja? ¿Estás seguro de seguir con ella si es tan tiquis
miquis para los regalos? Todo son preguntas.
Siempre es complicado calcular el tiempo que tardará en llegar un envío.
Y más cuando lo mandas fuera del país. Por suerte están los sistemas de
seguimiento para saber en todo momento donde está el paquete. Y a la
vez genera paranoia. Porque eres mucho más paciente cuando no sabes
donde está. Pero si por Internet compruebas que ya está en la ciudad de
destino y la que lo va a recibir te dice que no le ha llegado, empieza
el agobio. “Ya lo han perdido”, “ya lo han roto”, “algún extraterrestre
ha abducido al repartidor y no va a llegar”… Lo típico. Pero al final
llega. El esfuerzo tiene su recompensa y tu regalo llega a tu novia
alemana justo el día de Navidad. Ahora ya es feliz. Tú le conseguiste el
regalo que siempre ella había esperado: un pin del Betis. Bravo.
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